"Nunca dudes que un pequeño grupo de personas pueda cambiar la historia, de hecho , siempre ha sido así"

miércoles, 14 de abril de 2010

Justicia para los Campesinos


El próximo sábado 17 de abril es el día mundial de la lucha campesina, nos vamos a movilizar el mundo entero para exigir un cambio en las políticas de exterminio de los campesinos que están llevando a cabo las grandes multinacionales alimenticias y agrícolas, para ello nada mejor que divulgar un poco de verdad al respecto, ya que estamos sedientos de verdad, un bien escaso en la sociedad actual...



La agricultura intensiva convencional si bien consiguió aumentar la producción mundial agrícola en sus primeros años, en estos últimos la situación es bastante diferente. El abuso de “fitosanitarios” de síntesis química, el uso de variedades híbridas resistentes o mejoradas genéticamente así como la explotación desmesurada de cualquier terreno con vocación agrícola y sin ella, nos ha llevado a un irreversible deterioro medio ambiental a nivel global, grandes regiones desertizadas, acuíferos y ríos contaminados por nitratos, fosfatos, pesticidas, herbicidas, fungicidas, etc , lagos eutrofizados por exceso de fosfatos, suelos envenenados con plaguicidas y herbicidas de larga duración como los organoclorados o de acción total como los últimos desarrollados y mayormente comercializados (RoundUp de Monsanto), esto está suponiendo la desaparición de los recursos genéticos de variedades hortícolas autóctonas ya que al no poder competir en producción, aunque superiores en cuanto a propiedades organolépticas y calidad nutricional, con las variedades híbridas y transgénicas van siendo desplazadas hasta su completa extinción. Además de toda la flora silvestre arvense, aquella flora que crece de forma silvestre entre los cultivos, comúnmente llamadas malas hierbas, y sin embargo muy rica en especies comestibles, algunas de gran valor nutricional y medicinal como la ortiga o el diente de león, y muchas tan valoradas y reverenciadas antaño como la mandrágora, la ruda o la salvia, que constituyen el legado natural alimenticio y medicinal de nuestros antepasados.



Este es un asunto muy serio, no solo por la desmedida agresión medioambiental, en cuanto a contaminación, sobreexplotación y pérdida de biodiversidad genética hortícola se refiere sino también en lo concerniente a salud y calidad de vida. Desde hace años se vienen ocultando a la sociedad estudios y evidencias que demuestran la alta toxicidad de estos compuestos para la salud humana. El uso excesivo de fertilizantes químico-sintéticos y de plaguicidas de larga persistencia, junto con los aditivos artificiales usados en el procesamiento de los alimentos son los causantes de la mayoría de los desequilibrios que padece en los últimos años el hombre occidental moderno, sin olvidar mencionar el aumento desmesurado en el número de cáncer y desórdenes de nuestros sistemas hormonales directamente relacionado con el aumento de la concentración de estos compuestos químicos artificiales en nuestros órganos y tejidos.La producción y el máximo rendimiento al mínimo coste son los únicos criterios tenidos en cuenta


Según datos de la OMS, anualmente se intoxican dos millones de personas por exposición directa o indirecta a plaguicidas.
La resistencia a la degradación transforma a los plaguicidas en una amenaza persistente para todos los seres vivos. La enorme diversidad de pesticidas hace que existan numerosos y variados mecanismos de acción, muchos de ellos desconocidos. Los organofosforados y carbamatos son inhibidores de las colinesterasas y producen efectos colinérgicos generalizados considerados responsables de un significativo porcentaje de las 200.000 muertes anuales ocasionadas por pesticidas.


La globalización del sistema alimentario está destruyendo la diversidad de las culturas en materia de recursos alimenticios y las economías alimenticias locales. Una monocultura global se impone a la gente definiendo todo lo que es fresco, sin procesar, local, o hecho a mano como un riesgo para la salud. Las manos humanas han sido definidas como el peor contaminante, y el trabajo de las manos humanas ha sido puesto fuera de la ley, reemplazado por máquinas y químicos comprados a las multinacionales globales. No hay recetas para alimentar al mundo, salvo robar los medios de vida de los agricultores para crear mercados para los poderosos.



La riqueza del agricultor es apropiada violentamente mediante métodos nuevos e inteligentes como las patentes sobre la biodiversidad y el conocimiento indígena.El conocimiento de los agricultores ha sido convertido en la propiedad de las multinacionales globales, creándose una situación en donde los agricultores tienen que pagar todos los años por las semillas y las medicinas que han usado siempre para satisfacer sus necesidades de nutrición y salud.La economía global de libre mercado ha llegado a ser una amenaza a la sustentabilidad, y la misma supervivencia de los agricultores y de las demás especies está en juego. La sustentabilidad, la donación y la supervivencia han sido puestas fuera de la ley económica en nombre del la competitividad y de la eficiencia del mercado.
El reto de la sostenibilidad para el nuevo milenio es si el hombre económico global puede salir de la visión del mundo basada en el miedo a la escasez, los monocultivos y los monopolios, la apropiación y la posesión y virar hacia una visión basada en la abundancia y la donación generosa, la diversidad y la descentralización, el respeto y la dignidad para todos los seres.



La sustentabilidad demanda que nos salgamos fuera de la trampa económica que no deja espacios para otras especies y otros pueblos. La Globalización Económica ha llegado a ser una guerra contra la naturaleza y contra los agricultores. Pero las reglas de la globalización pueden ser cambiadas. Deben cambiarse. Debemos salirnos del totalitarismo del mercado hacia una democracia de la tierra. Podremos sobrevivir como especies sólo si vivimos bajo las normas de la biosfera. La biosfera tiene suficiente para las necesidades de todos, si la economía global respeta los límites de la sustentabilidad y de la justicia.


Una vez Gandhi nos recordó: “La tierra tiene bastante para las necesidades de todos, pero no para la avaricia de algunos”.

En la comarca de Antequera la situación no es muy diferente, con la mayor, más productiva y fértil vega de la provincia de Málaga, no solo no se come en Antequera de sus productos agrícolas sino que se práctica una agricultura intensiva, con un uso y abuso de fertilizantes químicos y fitosanitarios de síntesis que lo podemos comprobar en sus ríos y acuíferos, estudios recientes de Diputación de Málaga han demostrado que el 81% de los ríos que pasan por la comarca, principalmente el Guadalhorce y el de la Villa y de las Adelfas se encuentran altamente contaminados, en su mayor parte por nitratos y pesticidas, los nitratos en el interior de los seres vivos pueden ser reducidos a nitritos, siendo estos ya muy tóxicos pero además pueden reaccionar con las aminas procedentes de productos cárnicos transformándose en nitrosaminas cancerígenas y los pesticidas ya son cancerígenos de por sí.
Ante este panorama primeramente debemos dejar de producir y de verter estos compuestos al medio ambiente y seguidamente descontaminarlo en la medida de lo posible, con técnicas como la fitorremediación, usando plantas hiperacumuladoras de diversos tóxicos, se pueden gestionar proyectos de descontaminación y restauración. La única solución o alternativa viable para la supervivencia y la restauración de la salud, tanto humana como ambiental, es la vuelta a una vida natural, a un trato natural y respetuoso a la tierra y a los seres con quienes la compartimos, y para ello nada mejor que empezar a conocer y practicar la agricultura ecológica.


Pero a nadie de los poderosos le interesa esto, de hecho están exterminando a los pequeños agricultores, desde la Unión Europea y los EEUU con distintas políticas como la PAC (Política Agraria Común) y otras políticas agrarias que favorecen un modelo de agricultura industrial y la comercialización a gran escala de los productos, deslocalizando las producciones, con el único objetivo de aumentar la competitividad para poder comerciar en un mercado global, bajo los intereses de las multinacionales. Este modelo no responde a las necesidades de los agricultores ni de los consumidores y es destructor de un modelo social de agricultura.


Haber como termina todo esto... porque parece que le queda poco...


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