"Nunca dudes que un pequeño grupo de personas pueda cambiar la historia, de hecho , siempre ha sido así"

martes, 19 de noviembre de 2013

La Revuelta

Diari Ara, Noviembre de 2013. Gustavo Duch   
 
Para mi amiga Rosa, de Llofriu
¿Se han imaginado alguna vez ser un habitante de esas bonitas islas polinesias que tienen que desalojar porque el ascenso del nivel del mar está salinizando sus tierras agrarias y porque en breve acabarán completamente sumergidas? Salir de ellas, movilizarse, es la única respuesta que pueden adoptar, les guste o no, y seguramente no les gusta. Jeromo Aguado, pastor de ovejas en la comarca de Tierra de Campos, Palencia, argumenta que la situación para toda la humanidad es similar, caminamos hacia un colapso ecológico donde la crisis actual es una de sus expresiones y, como si de la isla se tratará, solo podemos hacer una cosa, movernos, nos guste más o menos.
Su hipótesis descansa en conocidos argumentos científicos que indican que el futuro es harto complicado cuando en la misma medida que aumenta la población en el Planeta, vamos acumulando población en muy pocas grandes urbes donde el consumo de materiales y energía y la acumulación de desechos es definitivamente insostenible. Sirva de ejemplo que alimentar al 50% de la población que actualmente ya vivimos en estas ciudades es totalmente dependiente de una energía fósil que se acaba, el petróleo. Pero parece como si no quisiéramos atender a tales advertencias, hipnotizados por “perversos estados del bienestar infinitos”.
683164-Imagen_del_premio,_Campesinas_del_pintor_quesadeno_de_Rafael_Zabaleta_Version2Y según Jeromo, ¿hacia dónde debe moverse nuestra civilización? Hacia el campo. Aboga por la necesidad de un éxodo inverso, de lo urbano a lo rural, un tránsito hacia un espacio físico o una dimensión vital a pequeña escala, los pueblos, donde la sostenibilidad es más sencilla de garantizar pues se está rodeado (cerca y accesible) de casi todo lo necesario para la vida; lo productivo puede ser diseñado ecológicamente; e incluso los comportamientos de sobriedad son más fáciles de asumir. Hasta aquí todo responde a la pura lógica.
Pero no será ni desde la lógica, ni desde ‘campañas orquestadas’ para volver al campo, ni como simples huidas por desesperación ante la crisis actual que ésta movilización será valida y valiosa. La imprescindible vuelta al campo tiene que llegar después de otro viaje: un tránsito interior que analice nuestra vida actual construida sobre cimientos capitalistas. ¿Queremos seguir trabajando muchas horas para lograr minutos de malvivir? ¿Dónde han quedado los momentos y espacios de verdadera felicidad? ¿Nos rodea la fealdad y la crispación? ¿Sabemos quién paga nuestro supuesto bienestar? Y si así descubrimos que buscamos una forma diferente de relacionarnos con la Naturaleza y con las otras personas; que aspiramos a ser pequeñas transgresiones para erradicar el poder del capital que maltrata a tantos seres, que invisibiliza a las mujeres o que especula con el hambre, en ese caso, la vuelta al campo sí se puede convertir -como dice el pastor- en “una re-vuelta popular y pacífica, que cargada de energía positiva, sea germen de una nueva sociedad que, a la vez que se vaya construyendo, irá dando al traste con el modelo de desarrollo etnocida vigente instaurado a escala planetaria”.
Esa es la gran virtud de la movilización hacia lo rural que a diferencia de ‘escapar de la isla’, no solo es una respuesta sensata ecológicamente hablando, es también la vuelta a un conocido lugar donde es posible levantar nuevos edificios y paisajes, con las muchas y valiosas propuestas arquitectónicas que en estos tiempos de crisis están apareciendo. Todas ellas, el decrecimiento, la economía social y solidaria, la soberanía alimentaria, la economía feminista o el buen vivir, funcionan como planos, andamios y piezas de nuevos sistemas de pensamiento que podrán hacerse realidad en muchas comunidades desperdigadas por el campo.  
Y lo más esperanzador de esta revuelta es que ya ha empezado. En todo el mundo industrializado hay gente que “calzados de indignación y esperanza, han decidido asumir el protagonismo de su propia vida y tomar las riendas de su futuro, sabiendo que siempre que a la vida se le da una oportunidad, solo le basta un milímetro en el hormigón más armado para renacer”. Son muchas las experiencias en marcha y es asombroso como, cual semillas, sus proyectos se desarrollan y luchan en ese milímetro -sorteando muchas dificultades- para salir adelante.
Fascinante ¿no? Para mí sí, cuando en estos momentos donde la falta de lucidez y la confusión predominan en todos los debates y parlamentos, rescatar voces de personas que nunca se alejaron de la tierra y sus ritmos, es como abrir de par en par ventanas reales a un futuro ilusionante. Es aquello que decía otra sabia persona, José Luis Sampedro, “el sistema está roto y perdido, por eso tenemos futuro”, y, fíjense, el futuro está en volver a mirar a lo rural, a lo campesino, a lo natural.  

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martes, 18 de junio de 2013

NO ES EXTRAÑO ESCUCHARLO


Gustavo Duch
No es extraño escucharlo ―mejor no hubiera hecho caso a esos expertos universitarios―, o incluso más contundente ―los veterinarios y agrónomos, todos al paredón.
Sí, son comentarios de gentes del campo. De aquellos que siguiendo los consejos de los técnicos han acabado siendo parte de un sistema agroalimentario –global e industrial- que les priva de su libertad y capacidad de decisión. O de aquellos que defendiendo un modelo de producción a pequeña escala, en cooperación con la naturaleza y comercializando a nivel local, se cansan de inspecciones especializadas en ponerles palos en la rueda y hacerles la vida, literalmente, imposible.
Y esto ocurre en países de todo el Planeta, porque en asuntos agroalimentarios no hay ni sures ni nortes, y millones de personas campesinas han visto como sus agriculturas y medios de vida han quedado sepultadas por un monstruo corporativo que deforesta las selvas y acapara tierras para agrandar sus dominios; que maltrata, envenena y agota la tierra para agrandar sus almacenes; y que controla desde las semillas hasta la distribución de los alimentos para agrandar sus beneficios.
Muchos son los factores que han facilitado este escenario, principalmente el avance de las políticas neoliberales que han dejado crecer sin control esa fiera que se lucra empobreciendo campesinos y engordando consumidores, pero también hemos de señalar, en una crítica constructiva, el papel que al respecto viene jugando la Universidad.
El pensamiento que las aulas han venido construyendo en los últimos años es una réplica de nuestra sociedad y de nuestros campos: un monocultivo de un pensamiento dedicado a consolidar el sistema capitalista y mercantilista en la agricultura y en la alimentación, y en todo. La sabiduría tradicional e indígena, sus formas de relacionarse con la naturaleza, de entender la función de ser proveedores y proveedoras de alimentos se tachó de ‘atrasada’ y quedó apartada de cualquier institución formal educativa.
Pero está claro, el camino trazado por las ansias de lucro, en la agricultura y en cualquier otra realidad, solo conduce a un abismo que ya percibimos cercano.Y ahí surge la Soberanía Alimentaria, que nos interpela, y dice: ¿necesitamos pluriversidades? ¿Necesitamos la sabiduría rural? ¿Necesitamos volver a la tierra?
La voz del viento
La voz del viento

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martes, 11 de junio de 2013

Pensiones: ¿demografía o lucha de clases?


Público.es 09-06-2013


Los bancos y las grandes compañías de seguros (cuyos representantes tienen amplia mayoría en el grupo de sabios que creó el gobierno para que proporcionara las claves de la nueva reforma) llevan muchos años tratando de gestionar en provecho propio el gran volumen de fondos que mueven las pensiones públicas. Con tanta liquidez como la que maneja la seguridad social se pueden obtener grandes ganancias en unos mercados financieros como los de hoy día, en donde las nuevas tecnologías permiten invertir con rentabilidad a una velocidad de 250 millones de dólares por segundo.
Pero las pensiones públicas son un derecho muy querido por la población y un instrumento que la gente sabe que es el más eficaz para evitar la pobreza de la mayor parte de nuestros mayores: ¿cuántas personas ganan lo suficiente como para ahorrar con su solo sueldo mientras trabajan lo suficiente para vivir con dignidad cuando se jubilan?
Por eso les resulta tan complicado a bancos y seguros conseguir directamente la opción a la que realmente aspiran, privatizar las pensiones públicas para gestionarlas por entero. Y por eso es por lo que han tenido que elegir un camino intermedio, debilitar progresivamente al sistema público para que la gente, temerosa de que sea insuficiente para garantizarle una vejez decente, trate de cubrirse las espaldas (quienes pueden) ahorrando en planes privados.
Para conseguirlo, la estrategia seguida por los bancos y por los que defienden sus intereses ha sido muy clara: asustar constantemente a la población diciéndole que dentro de unos años no se podrán financiar las pensiones públicas, así que lo más razonable y previsor es justamente eso, ahorrar en planes privados. Y la convicción se ha conseguido divulgando hasta la saciedad un argumento que aparentemente es indiscutible: como cada vez vivimos más y hay más personas jubiladas resulta que la factura a pagar por las pensiones públicas será tan cara en un futuro próximo que el sistema será materialmente insostenible.
Con el fin de convencer a la gente de esa idea los bancos y compañías de seguros vienen financiando generosamente a un buen número de economistas que periódicamente presentan sus previsiones siempre de la misma forma. Con gran cobertura mediática informan a los cuatro vientos de que dentro de tantos o cuantos años la seguridad social tendrá un déficit insuperable y que eso colapsará el sistema público de pensiones así que hay que rebajarlas, atrasar la edad de jubilación y, en suma, hacer más difícil que realmente sirva de protección suficiente en la vejez.
Es muy significativo que ninguno de ellos (he dicho bien, ninguno) haya acertado nunca. Algo normal porque sus modelos son muy sofisticados pero concebidos a propósito para "demostrar" lo que estaba establecido de antemano para asustar: que habría déficit en 1990, en 1995, en 2000, 2005, 2010, 2030, 2060.... Y es verdaderamente sorprendente que los bancos y compañías de seguros hayan seguido pagando buena cantidad de millones a esos mismos autores a pesar de que no acertaban nunca en las previsiones para los años a los que ya se ha llegado. Un caso único en los anales de la historia: nunca los bancos han mirado tan mal por su dinero gastándolo en economistas que no aciertan nunca en las previsiones que se le piden.
Muy sorprendente salvo, claro está, que no busquen argumentos científicos y rigurosos sino excusas para presionar y sacar adelante su estrategia.
En todos esos informes los argumentos que dan para asustar a la gente y lograr que el mayor número posible de personas salga corriendo a suscribir planes de ahorro privados son aparentemente muy sofisticados y se presentan como el último grito del conocimiento científico. Pero en realidad son una manipulación grosera de los hechos y de lo que de verdad sabemos sobre las pensiones y la evolución de los sistemas de seguridad social.
En el libro que Vicenç Navarro y yo acabamos de publicar (Lo que debes saber para que no te roben la pensión, publicado por Espasa) explicamos con claridad la falsedad de sus argumentos. Recomiendo vivamente que se lea y difunda para poder explicar a la gente las mentiras que nos están diciendo. Pero ahora simplemente quiero mencionar la falacia sobre la que la mayoría de los sabios convocados por el gobierno están basando sus conclusiones acerca de la sostenibilidad del sistema.
Parten de una idea también aparentemente indiscutible: hay que lograr que el sistema de pensiones públicas sea sostenible, es decir, que sus gastos no superen a los ingresos porque si no se vendría abajo. Y, para ello, como he dicho, lo único que se les ocurre es rebajar la cuantía de las pensiones. Una falacia porque equivale a decir que para que no bajen las pensiones en el futuro lo que hay que hacer es que bajen ya, desde ahora.
Podemos afirmar que este tipo de argumentos son falsos porque, suponiendo que lo adecuado sea lograr la sostenibilidad equilibrando ingresos y gastos (en muchos países se financian a través de los Presupuestos del Estado), no podemos actuar solo sobre los gastos sino también sobre los ingresos.
Y resulta que es falso que los ingresos del sistema de pensiones públicas dependan solo de variables demográficas y particularmente de la mayor esperanza de vida (un concepto que, como explicamos en el libro, utilizan erróneamente). También dependen de otras variables, algunas de las cuales nunca se mencionan.
Una de ellas es el empleo, otra el nivel de salario y, por tanto, la desigualdad.
Pongamos un ejemplo muy fácil.
Supongamos que financiar las pensiones públicas cuesta 7 euros, que los ingresos totales de una sociedad son de 40 euros que se reparten al 50% entre los propietarios del capital y los asalariados y que éstos dedican la mitad de sus salarios a financiar las pensiones, es decir, 10 euros. Por tanto, en este caso, habría 3 euros de superávit (10-7=3) en el sistema de pensiones, dinero de sobra para financiarlas.
Pero ahora supongamos que se han aplicado políticas muy injustas que disminuyen los salarios en beneficio de las rentas del capital, por ejemplo, haciendo que a éstas últimas le corresponda 30 euros y a los asalariados solo 10 euros. Si aceptamos que la población trabajadora y los pensionistas siguen siendo los mismo, a las pensiones solo irán ahora 5 euros y por tanto, no habría suficiencia para pagar las pensiones, el sistema tendría un déficit de 2 euros (5-7= -2).
Es fácil comprobar, por tanto, que los ingresos con los que se financian las pensiones públicas se deterioran no solo porque vivamos más y haya menos gente trabajando (incluso esto puede ser un factor poco preocupante si logramos, como suele suceder siempre a lo largo de la historia, que los que trabajan sean más productivos y que menor número de empleados puedan mantener a más número de pensionistas). Como en el ejemplo que acabo de poner, el sistema puede entrar en déficit si la masa salarial disminuye, bien porque haya menos empleo, bien porque los empleados perciban menos salario.
Por tanto, basar la sostenibilidad del sistema solo en el factor demográfico del envejecimiento (sin hablar nada de la gran concentración de la renta a favor del capital que se viene produciendo) es un truco para rebajar la pensión y lograr lo que he dicho que de verdad persiguen los bancos y compañías de seguro.
Por tanto, lo que en realidad pone en peligro a las pensiones públicas (entre otras cosas que explicamos en el libro) no es que vivamos más años, sino las políticas de austeridad que crean paro, y que por tanto hacen que haya menos cotizantes. Y, sobre todo, la mayor desigualdad de rentas, que es lo que se viene produciendo en los últimos años, porque, como he mostrado en el sencillo ejemplo anterior, con la desigualdad disminuye la masa salarial con la que se financian.
En definitiva. El problema que amenaza a las pensiones no es de naturaleza demográfica. No. Lo que hay detrás es en realidad un conflicto de intereses entre grupos sociales, entre los de arriba y los de abajo, entre banqueros y financieros y la inmensa mayoría de la población que vive de su salario, entre propietarios del capital y asalariados. Dicho más claramente, es la lucha de clases. Ese conflicto que dicen que ya no existe para hacernos creer que los asuntos sociales son neutros y que solo los pueden arreglar los técnicos mediante fórmulas matemáticas (como las del grupo de sabios del PP) que nadie más que ellos puede entender.
Lo cierto es todo lo contrario. El futuro de las pensiones públicas no depende de esas fórmulas sino de la fuerza que tengan los asalariados para defender sus derechos y para asegurar que sus ingresos no disminuyan

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domingo, 17 de febrero de 2013

CADA AÑO LA REFORESTACIÓN VA A MÁS Y MEJOR.


Este año, los ciudadanos de Antequera, y de la Comarca, nos hemos reunido una vez más para plantar árboles y arbustos en nuestros desolados montes. La experiencia de otros años nos hace ser más efectivos y en esta ocasión hemos podido plantar 1000 árboles en una sola mañana, esto ha sido posible gracias a la gran participación que ha habido, colectivos y asociaciones de todo tipo han participado en esta restauración vegetal, dirigida por la asociación Medioambiental Qandahar.
Aunque teníamos un pronóstico de lluvia, esta nos ha respetado hasta el final de la plantación, dejándonos incluso degustar la sabrosísima paella, que en el campo y después del duro trabajo estaba mucho mas buena de lo que ya está de por sí. Al final la lluvia ha hecho aparición pero ya cuando volvíamos, siendo además una ayuda para fijar los arboles en el suelo, ya que estos se han regado después del trasplante.

Sin lugar a dudas un éxito para toda la ciudadanía que cada año contribuimos a mejorar nuestro medioambiente, con una iniciativa popular que cada año va en aumento y que demanda a las administraciones que se les tenga en cuenta colaborando y contribuyendo a fomentar esta actividad  , este año hemos contado con la colaboración como siempre de la Junta de Andalucía que nos ha dado los arboles, del hotel la  Fuente del Sol, que se ofreció a traernos los arboles y a los que estamos muy agradecidos y al resto de asociaciones y colectivos de Antequera que han apoyado y colaborado todo lo que han podido. Aquellos que no han podido venir, también nos hemos acordado de ellos y deseamos que ojala otro año tengan tiempo o la posibilidad de asistir, ya que incluso con un día no muy soleado todos hemos vuelto con una gran satisfacción de realizar una labor que es un bien para todos.
El año que viene continuaremos y expandiremos este bosque que los ciudadanos estamos creando, por nuestra voluntad y esfuerzo.



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jueves, 7 de febrero de 2013

REFORESTACION 2013



Una vez masorganizamos la recuperación de los bosques Antequeranos mediante la reforestación de sus despoblados montes, ubicados en los cerros de Pesquera. Este fue el lugar donde hace un par de años comenzamos con la reforestación plantando alrededor de 4000 arboles y donde vamos a continuar este año. En esta ocasión serán 1000 los arboles a plantar repartidos entre las siguientes especies: Encinas, Acebuches, Lentiscos y Pino piñonero.
El año pasado no se pudo reforestar debido a trabas burocráticas en la petición de los arboles, algo que cada año intentamos salvar y que este año hemos conseguido.
Por eso invitamos a todo aquel que quiera venir a colaborar en la recuperación de nuestros montes y sensibilizar a la población de la necesidad de colaborar en algo que es un bien para todos. En esta ocasión van a participar diversos colectivos de Antequera como Asociaciones de vecinos y otros grupos como la Asociación de mujeres mactetomizadas y la asociación de fibromialgia, CALA, el centro de día de mayores, etc.
El día elegido es el 17 de Febrero, coincidiendo con la semana del día de los enamorados, semana en la que hemos realizado esta acción otras veces, con la intención de fijar un día de la reforestación en Antequera, aprovechando para sensibilizar a la población de la recuperación y mantenimiento de nuestros preciados y escasos bosques.

Un grupo saldrá caminado desde La Plaza de Castilla a las 9:00 de la mañana pudiéndose agregar todo aquel que quiera, y quien prefiera, podrá asistir en su vehículo.
La organización pondrá a disposición del que vaya herramientas, aunque aquel que pueda debe de llevarse una azada o algún tipo de herramienta para cavar y así facilitar el que todos tengan opción de plantar, sin andar esperando unos a otros.
A diferencia de en otras ocasiones, en esta será necesario, avisar de la asistencia, poniéndose en contacto con nosotros, a través del email amqandahar@hotmail.com o llamando al 665662178. Esto es solo para temas de coordinación, como avisar en caso de que la meteorología nos impida reforestar como sucedió en otras ocasiones, dejando la plantación para el siguiente fin de semana, además de poder coordinar los medios necesarios.

 Localización de la zona a reforestar. Colocaremos flechas el día de la acción.

 Perfil y vista de satelite de la ruta que haremos para llegar a la zona de reforestación

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