Toda esta riqueza natural, no solo de Andalucía en particular, sino de la región Mediterránea en general, unida a la dulzura del clima templado propició que las primeras y más grandes civilizaciones humanas occidentales se establecieran en estas tierras, Mesopotamia, Grecia, Roma, los Nazaries, alcanzando esta tierra, Al-Andalus, su máximo esplendor en el siglo X con la dinastía de los Omeyas, con Córdoba como capital europea, los recursos naturales eran potenciados y la riqueza de estas tierras no encontraban parangón en Europa. Pero con la reconquista de Al-Andalus por los Reyes Católicos empieza la decadencia andaluza, los nobles castellanos de adueñan de las tierras y esquilman los recursos en vez de potenciarlos, solo pensando en el máximo de beneficio propio, sin ninguna preocupación por el nivel de desarrollo local de los trabajadores, lo que condujo a la destrucción del medio rural. Los territorios mineros fueron explotados por capital extranjero, destruyendo totalmente numerosas zonas de gran riqueza mineral y sin repercutir en absoluto en el desarrollo local.
En el siglo XIX con la aparición del regadio aumenta desmesurablemente la presión a la tierra y los beneficios de los propietarios, pero solo eso, nada de desarrollo andaluz. La mala gestión de los recursos o el saqueo (como se le quiera llamar) es tan intenso que la población rural andaluza no puede subsistir y tienen que emigrar. La política económica del Plan de Estabilización de 1959 consistía en el trasvase de capital de los sectores primarios andaluces a la industria, no se mejoraba el sector primario andaluz, sino las industrias y no en Andalucía sino en el norte de España que fue donde tuvieron que emigrar para poder sobrevivir. Resulta un poco irónico, ¿no?, -nos quitan nuestras patatas y las venden, con el beneficio montan una fábrica de calzado en Cataluña y entonces tenemos que ir a trabajar en la fábrica para poder comprar las patatas que nosotros ya teniamos-. Se explotó la riqueza andaluza para generar riqueza en el norte de España en vez de desarrollarse el pueblo andaluz en base a la potenciación de esa riqueza. El saqueo fue a todos los niveles, minero, agrícola, forestal, ganadero, cinegético... Paralelamente Andalucía se empieza a conocer a nivel turístico, principalmente por su clima, riqueza y litoral, lo que motivó la proliferación masiva de urbanizaciones en el litoral andaluz destruyendo parajes de belleza y riqueza inefable que aún podemos contemplar en algunos resquicios virgenes de los espacios protegidos. Durante los años 60 prevaleció el desarrollo turístico a la protección de los recursos, se extendieron cultivos a zonas abruptas o con mucha pendiente, gracias a la maquinaria, que servian de refugio a la vegetación natural tan castigada desde siglos atrás. Se desarrolló el sector industrial, en muchos casos fuertemente contaminantes y se hicieron repoblaciones forestales de forma masiva e inconsciente, llenando la Península de pinares que en muchos casos no eran ni los autóctonos de las regiones a repoblar. La política forestal establecida en el Plan Ceballos de los años 60 pretendia conservar la diversidad forestal y con ello la riqueza pero la falta de conocimiento y en un intento errado de revalorizar el terreno, en vez de generar bosques mediterráneos crearon plantaciones monoespecíficas de pinos, muy densas y cohetaneas con el fin de obtener recursos madereros, que a la vez que impiden el desarrollo de la vegetación natural y empobrecen el suelo, suponen un elevado riesgo de incendio gracias a las piñas y a la resina altamente inflamable que poseen. Al no ser rentables estas plantaciones, debido a la mala calidad de la madera de pino y al lento crecimiento en un clima tan árido, se abandonaron, quedando bosques muertos constituidos solo por los pinos.
Y asi seguimos, entre pinos de repoblación, rios contaminados por nuestras industrias, y terminando de masacrar el litoral.
Es triste contemplar,
como una tierra,
tan hermosa y feraz,
perece sin más,
a manos extranjeras.
Desde la reconquista, Andalucía dejó de ser de los andalusies o andaluces, desde entonces venimos sufriendo un saqueo desmesurado y un dessarrollo andaluz que en vez de basarse en su riqueza o en la potenciación de sus recursos se basa en la destrucción de los mismos. Solo el tiempo nos mostrará como continua la historia de esta tierra singular tan rica y castigada.
En el siglo XIX con la aparición del regadio aumenta desmesurablemente la presión a la tierra y los beneficios de los propietarios, pero solo eso, nada de desarrollo andaluz. La mala gestión de los recursos o el saqueo (como se le quiera llamar) es tan intenso que la población rural andaluza no puede subsistir y tienen que emigrar. La política económica del Plan de Estabilización de 1959 consistía en el trasvase de capital de los sectores primarios andaluces a la industria, no se mejoraba el sector primario andaluz, sino las industrias y no en Andalucía sino en el norte de España que fue donde tuvieron que emigrar para poder sobrevivir. Resulta un poco irónico, ¿no?, -nos quitan nuestras patatas y las venden, con el beneficio montan una fábrica de calzado en Cataluña y entonces tenemos que ir a trabajar en la fábrica para poder comprar las patatas que nosotros ya teniamos-. Se explotó la riqueza andaluza para generar riqueza en el norte de España en vez de desarrollarse el pueblo andaluz en base a la potenciación de esa riqueza. El saqueo fue a todos los niveles, minero, agrícola, forestal, ganadero, cinegético... Paralelamente Andalucía se empieza a conocer a nivel turístico, principalmente por su clima, riqueza y litoral, lo que motivó la proliferación masiva de urbanizaciones en el litoral andaluz destruyendo parajes de belleza y riqueza inefable que aún podemos contemplar en algunos resquicios virgenes de los espacios protegidos. Durante los años 60 prevaleció el desarrollo turístico a la protección de los recursos, se extendieron cultivos a zonas abruptas o con mucha pendiente, gracias a la maquinaria, que servian de refugio a la vegetación natural tan castigada desde siglos atrás. Se desarrolló el sector industrial, en muchos casos fuertemente contaminantes y se hicieron repoblaciones forestales de forma masiva e inconsciente, llenando la Península de pinares que en muchos casos no eran ni los autóctonos de las regiones a repoblar. La política forestal establecida en el Plan Ceballos de los años 60 pretendia conservar la diversidad forestal y con ello la riqueza pero la falta de conocimiento y en un intento errado de revalorizar el terreno, en vez de generar bosques mediterráneos crearon plantaciones monoespecíficas de pinos, muy densas y cohetaneas con el fin de obtener recursos madereros, que a la vez que impiden el desarrollo de la vegetación natural y empobrecen el suelo, suponen un elevado riesgo de incendio gracias a las piñas y a la resina altamente inflamable que poseen. Al no ser rentables estas plantaciones, debido a la mala calidad de la madera de pino y al lento crecimiento en un clima tan árido, se abandonaron, quedando bosques muertos constituidos solo por los pinos.
Y asi seguimos, entre pinos de repoblación, rios contaminados por nuestras industrias, y terminando de masacrar el litoral.
Es triste contemplar,
como una tierra,
tan hermosa y feraz,
perece sin más,
a manos extranjeras.
Desde la reconquista, Andalucía dejó de ser de los andalusies o andaluces, desde entonces venimos sufriendo un saqueo desmesurado y un dessarrollo andaluz que en vez de basarse en su riqueza o en la potenciación de sus recursos se basa en la destrucción de los mismos. Solo el tiempo nos mostrará como continua la historia de esta tierra singular tan rica y castigada.
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